Los callos están formados de piel endurecida y muerta que han estado expuestos a presiones y frotamientos repetidos. Con el tiempo, los callos se elevan y resultan ser dolorosos e incómodos.
Estos mayormente aparecen en los dedos de los pies y en los pies, especialmente si has estado usando zapatos que son demasiado estrechos. Uno de los lugares más comunes para desarrollar un callo es en el costado del dedo meñique.
Existe un remedio casero que podemos utilizar para darle un respiro a nuestros pies.
¿En qué consiste el remedio?
Debes machacar un diente de ajo con ayuda de una cuchara que esté untada de aceite de oliva. Lo siguiente es que coloques el ajo en el dedo afectado y lo cubras bien con una gasa. Deja que actúe durante toda la noche. Debes hacer este proceso todas las noches hasta que notes que el callo desaparezca.
El ajo tiene ácidos y compuestos sulfurosos ayudan a eliminar los callos y las durezas. El efecto de este se potencia con el aceite de oliva.